Asistimos estos últimos meses a un debate político entre Gobierno, Oposición, Sindicatos y Patronal para abordar la enésima reforma laboral que como sus antecesores, tiene la intención manifiesta de mejorar las relaciones laborales de nuestras empresas con una premisa en la negociación encima de la mesa, la estabilidad en el empleo.

No voy a ser yo el que critique un documento al que los firmantes y a su vez nuestros representantes han llegado a acuerdo, pero sí que me gustaría dejar unas reflexiones sobre el sistema que rige la relación entre empresa y trabajador.

Reforma tras Reforma introducen innumerables cambios normativos principalmente en lo que afecta a los contratos de trabajo y, Reforma tras Reforma vemos como la ansiada búsqueda de la estabilidad laboral es una utopía inalcanzable y yo me pregunto, ¿estaremos fijando mal objetivo? ¿Es la modalidad contractual lo que confiere estabilidad laboral o existen otra serie de incentivos que pueden ser más eficaces?.

La experiencia que atesoro a nivel profesional me dice que la modalidad contractual poca o muy poca estabilidad proporciona a una plantilla de trabajadores. Día tras día veo como nuestro departamento laboral gestiona contratos indefinidos que son finiquitados por la no superación del periodo de prueba o simplemente por la baja voluntaria solicitada por el trabajador. Sinceramente, creo que las reformas sobre protegen lo ya establecido y se convierten en barrera de entrada para nuestros jóvenes. Hay que formar a nuestros trabajadores y a nuestros empresarios para que JUNTOS se suban al tren de la digitalización y del aumento de productividad, y no por ejemplo, establecer incentivos salariales en función de los años de permanencia. ¿Alguien cree que es lógico el establecer un plus que prime el cumplir años en una empresa?.

Mi humilde opinión es que las políticas a aplicar en nuestro sistema económico-laboral tienen que ir más encaminadas a que las empresas sean conocedoras del variables de rendimiento, de análisis de puestos de selección de personal profesionalizada, de herramientas que permitan establecer un análisis lo que se puede esperar de una plantilla de trabajadores y a través de la digitalización y de herramientas concretas diseñar de ese modo un modelo de relaciones laborales atractivos para ambas partes. En definitiva, fijar los parámetros de la negociación con la PRODUCTIVIDAD como premisa y la GESTIÓN como objetivo, donde el análisis del DATO tenga un papel fundamental en la toma de decisiones. Desgraciadamente y como dice un buen amigo mío, las decisiones hoy en día en la mayoría de nuestras empresas se toman, y permítanme la expresión a ojímetro.

En definitiva, caminar hacia el PAGAR POR HACER Y NO PAGAR POR ESTAR.